Con la llegada al cine de vampiros cada vez más jóvenes, atractivos y con graves problemas emocionales propios de la juventud del siglo 21, nace una nueva inquietud para la generación que recién comienza a abrir sus ojos a actores de las sagas de crepúsculo, luna nueva y todo ello. ¿Cómo eran los vampiros de hace un par de décadas atrás?
Obviamente hemos ¿evolucionado? Con lo atractivo y jóvenes que se ven estos chupasangre hoy día el miedo que les teníamos comienza a desaparecer a un ritmo acelerado, al mismo modo que las legiones de fans que sueñan en transformar a su príncipe azul en uno del tipo Edward, o al menos vivir una aventura romántica como la de Sookie.
De manera que regresamos al tiempo al 62 cuando la televisión les presentaba en blanco y negro como en “El vampiro sangriento” y “La invasión de los vampiros” del 63, dos películas que al igual que las que vemos hoy, contrasta enormemente con aquellas más antiguas, como por ejemplo “El vampiro” un titulo sencillo pero bastante interesante filmado y publicado en el 57 como el mayor logro de Fernando Méndez, filme considerado como la mejor cota del cine terror de México.
Retrocediendo en el tiempo, llegamos a uno de los más antiguos filmes sobre vampiros en la historia del cine mudo: “Nosferatu, el vampiro”. Originalmente titulada “Nosferatu, eine Symphonie des Grauens”, dirigida por F.W. Murnau. ¡Una película de 1922!
Nosferatu eternamente diferente a los
vampiros del siglo 21, difiere en los encuentros románticos entre dos
especies, alejándose de la lucha entre cuanta criatura pueda salir de
la imaginación y se enfoca en transmitir la esencia que un día fue la
raíz del género, terror, sangre, crucifijos, oscuridad y por supuesto
un alto torrente de adrenalina expresado en silencio absoluto.
fuente clasicos
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