Los vampiros han tenido un lugar privilegiado en las distintas culturas desde siempre, pero parece que durante los últimos años, las criaturas de la noche han alcanzado el tope de su popularidad.
Desde el conde Drácula – el vampiro más famoso- de Bram Stoker, pasando por las sagas más taquilleras, hasta las series de televisión que predominan en estos días, parece ser el auge de estos seres inmortales (en su mayoría) que por diferentes motivos generan fascinación en la mayoría de los mortales.
La sombra
En otras columnas he traído al psiquiatra suizo Carl Jung. Este referente en la psicología de las profundidades hablaba de un Inconsciente colectivo que sería el lugar más difícil de acceder en la psiquis humana. Cada vivencia de nuestros antepasados ha ido quedando plasmada en una especie sitio psíquico que une a toda la humanidad, una especie de fuente común de imágenes para todas las personas. Allí “habitan” lo que Jung llamó: los Arquetipos, estos se manifiestan mediante imágenes que dan lugar a los distintos mitos, leyendas y religiones que contribuyen a la evolución de las culturas. La sombra es uno de esos arquetipos de los que hablaba el suizo. Decía que estos se manifiestan de distintas formas y cada persona posee su propia sombra, digamos que se trata del lado oculto de la personalidad. El vampiro es una de las imágenes mediante las cuales puede presentarse el arquetipo. Estos seres han “poblado” la tierra desde hace cientos de años y son infaltables en las distintas culturas. En la imagen del vampiro se proyectan diferentes deseos y temores, relegados a esta región oscura (el Inconsciente), por ser inaceptables. Los impulsos sexuales, o de muerte deben ser alejados de la conciencia para poder vivir en la sociedad. La imagen del vampiro como una de las expresiones de la sombra, contiene en sí mucho de lo prohibido, lo perverso y aparece en sueños, en la mitología y en la literatura que acompaña a las distintas generaciones. Para Jung el hombre construye este tipo de seres mágicos para poder subsistir.
La condesa Isabel Báthory
Isabel Báthory vivió entre los años 1560 y 1614, perteneciendo a una de las familias más poderosas de Transilvania. Es una de las primeras leyendas de vampiros que se han registrado.
Como era habitual en esa época, las mujeres de la nobleza tenían como destino irreversible el matrimonio pre establecido por sus progenitores. Isabel estaba sentenciada a casarse con el conde Ferenc Nádasdy, esto ocurrió cuando la joven llegó a los 15 años de edad. El conde no pasaba mucho tiempo en casa, era un combatiente ilustre de la época: “El caballero negro de Hungría”, así se lo llamó debido a su ferocidad en batalla. A pesar de su ausencia el matrimonio dio 3 hijos como fruto. La célebre historia de la condesa no comienza hasta el momento en que queda viuda…tenía 44 años. Báthory estaba obsesionada con su belleza y notó que esta comenzaba a diluirse. Ahí podría encontrarse el núcleo de su delirio. Un día, cuando una de sus damas de honor la peinaba, tiró de su cabello de manera brusca, lo que enfureció a la condesa, que le aplicó un fuerte golpe haciendo sangrar su nariz. Algunas gotas de sangre quedaron en su mano y llegó a la conclusión de que allí su piel rejuvenecía.
Según cuentan, misteriosamente comenzaron a desaparecer las jóvenes de la región, todas ellas eran de origen humilde, de manera que nadie se preocupó demasiado por su paradero. Sin embargo, luego de un tiempo algunas chicas de la nobleza comenzaron a morir también. Fue cuando se comenzó a sospechar que algo oscuro sucedía en el castillo de la condesa. La sangre es un símbolo de vida, la condesa desangraba a sus juveniles víctimas, luego se bañaba y bebía el fluido con el fin de conservar su belleza y juventud; más de 600 adolescentes terminaron como donantes. Hay quienes dicen que en realidad estos crímenes fueron producto de una campaña en contra de Báthory, llevada a cabo por el rey húngaro, quien ambicionaba sus tierras y esta fue la forma que encontró de conseguir su objetivo. De todas formas la condesa se ganó un lugar en la historia como una de las vampiresas más crueles que ha existido. El irlandés Bram Stoker, publicó su más afamada novela a finales del siglo XIX, su personaje central es el conde de Transilvania, conocido por todos como el conde Drácula, hay muchos aspectos del más famoso vampiro que fueron tomados de la historia de Isabel Báthory.
Quizá, la imagen del vampiro tiene éxito, porque remite al poder, a la sensualidad y a la vida eterna, no perecer y permanecer joven por siempre, esto último podría ser lo que hace al vampiro atractivo a todos los seres humanos, más allá del cine y la televisión. No solo remite al deseo sino a los miedos más profundos a lo que se enfrenta el ser humano: el envejecer, perder la belleza y por supuesto…a la muerte.
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